Los sueños, para que puedan comenzar a realizarse deben ponerse en palabras, darse a conocer.

sábado, 8 de enero de 2011

Amor Imprevisto - Capítulo 7


 

P

oco a poco desperté envuelto en una mullida nube blanca. En realidad me mantuve todo lo que pude en un estado entre el sueño y el despertar arropado por las mantas de la cama. No sabía dónde estaba y aun no tenía ganas de averiguarlo. Pero como siempre la realidad tiende a interponerse en lo mejores momentos.

Lentamente abrí mis ojos y descubrí que estaba en la habitación de invitados de la casa de Russell en Londres. El sol tenuemente asomaba desde el cielo tratando de entrar por la ventana, el radio reloj indicaba que eran las nueve horas. Aun tenía que ir a la oficina con Russell, por ende aun tenía que levantarme y afrontar las cosas.

Sinceramente mientras me duchaba decidí hacer un examen de mi comportamiento en los últimos días, meses también. Llegue a la conclusión de que mi comportamiento no tenia razón de ser. Siendo un hombre, no podía actuar de esa forma desvalida, como una dama virgen de principios del siglo XIX. No podía andar huyendo ante la visión de un cuerpo masculino desnudo, como si no los viera a menudo en el gimnasio. Menos aun podía estar desmayándome solo al conocer al hermano gay de Russell.

Luego de vestirme y tomar coraje para bajar a desayunar, mas para partir hacia el trabajo, me hice el firme propósito de tratar a Rhion de un modo maduro y profesional. Si Él insistían en realizarme alguna propuesta nuevamente contestaría que no estaba interesado. Ese era mi mantra mientras bajaba las escaleras hacia el salón donde estaba dispuesto el desayuno.

Al llegar a la puerta me detuve en seco. Sentado a la mesa estaba mi jefe multiplicado por tres. Uno sentado en la cabecera y los otros dos en ambos costados. Se veían relajados, charlando y riendo de alguna broma.

Debo haber realizado algún ruido porque inmediatamente se hizo un profundo silencio en el salón. Tres pares de ojos se voltearon para mirarme de forma expectante. Desde la cabecera de la mesa uno de los Hobbs me sonrió, supe en ese momento que era Rhion y luego lo confirmaron su palabras.

  • Bueno, la bella durmiente a despertado al fin!!
  • Rhion!!, tengamos una mañana en paz – el aludido hizo un puchero cuando el que debía ser Russell lo amonestó.
  • Ven, Molgan, toma asiento, desayuna algo mientras te presento a mis hermanos – dijo mi jefe volviendo hacia mí.

Como un autómata dispuesto a cumplir una orden, camine hacia el lugar que se me indicaba sobre el lateral derecho de la mesa. Tome asiento tome mi taza la rellené con café, leche y un poco de azúcar, tome un sorbo y que expectante para la presentación.

  • Bien, como ayer mencioné Molgan, somos tres hermanos gemelos – Dijo mí jefe, yo hice el gesto de asentimiento con la cabeza mientras tomaba otro sorbo de café.
  • El de la cabecera, como y habrás caído en cuenta, es Rhion y frente a nosotros esta Ruond.
  • Un placer conocerte – dijo el aludido con una voz profunda que hizo vibrar todo mi cuerpo.
  • En cantado – dije un poco intimidado
  • Ruond es el encardado de SotfHobbs Inc para Asia para la mayor parte del tiempo en Russia donde tenemos otra de nuestras sedes. Rhion, tal como te comenté ayer es el encargado de gestionar el área de Europa. Yo por mi parte estoy encargado de la central Americana.

El desayuno trascurrió de forma tranquila, fue más como una introducción informal a la compañía. Poco a poco me formaba una imagen mental de cada uno, esperando poder distinguir los cuando estuvieran separados.

Por lo que se me explicó a partir de ese día yo trabajaría con ello resolviendo algunos problemas en Londres. Mientras los asistentes de Rhion y Ruond, quienes ya llevaban tiempo en la empresa y se conocían, estarían a cargo llevar a la práctica los últimos detalles de la celebración de cumpleaños de los tres.


 

Luego de una mañana intensa y una tarde aun mas demoledora siguiendo a tres conejos de Duracell, daba gracias de poder mantenerme aun en pie. Russell era mortal en su mejor día y con un humor de perros si uno no estaba a tiempo. Ruond era un asesino perfeccionista. Todo lo que pedía tenía que estar meticulosamente ordenado, en el formato especifico de forma especifica que no hubiera un solo error, aun no sabía cómo lograba sobrevivir a Él su asistente. Puedo asegurarlo que era necesario canonizar al pobre hombre.

El que más me llamó la atención fue Rhion. Uno pensaría, por lo que había demostrado hasta ahora, que Él seria una persona menos complicada y aplicada. Que exigiría menos de quien estaba a su lado y de Él mismo también. Pues no, realmente yo está equivocado, Él era aun más exigente que sus hermanos, cabe decir que no tenía el mal carácter de Russell, o la perfección enfermiza de Ruond, pero era una persona que exigía que las cosas se completaran en el tiempo exacto en que las pedía, que no admitían fallas y errores, eras detallista con un toque de glamur a en todo lo que hacía. Viví el principio del día temiendo algún acercamiento impropio de Él, pero no fue así. Claro que hubo algún giño de ojo, alguna palabra subida de tono, pero nada más, fue en realidad el mas profesional de todos.

A las 7:30 todos los empleados de la empresa ya se habían retirado, incluso mis tres jefes, yo era el único en el piso gerencial. Claro que estaban los de seguridad y limpieza, pero el resto ya se había retirado hace rato. Yo estaba terminado de ordenar los archivo para una importante reunión que tendríamos mañana, un trabajo de último minuto de mis tres jefes, o esclavistas les podría decir a estas horas. Me había retrasado un poco, pero sabía que los tres Hobbs estarían al cruzar la calle en el restaurant Italiano, sabía que Russell había ordenando por mí un lato de lasaña. Así que cerré el último archivo y baje con el ascensor al lobby del edificio. Por los grandes ventanales podía ver que nuevamente en Londres llovía. Por suerte el portero del edificio conservaba paraguas de más para los empleados.

Tratando de maniobrar con el paraguas, el viento helado y mi portafolio me precipité fuera del edificio. Cruze el estacionamiento evitando charcos y no lográndolo del todo por supuesto. A punto de cruzar la calle para ante mí una camioneta negra, con la puerta del costado abierta. De ella se asoma un enorme hombre rubio, de pelo largo y facciones marcas, con fuerte acento me dice.

  • Así que tú eres la nueva mascota de los Hobbs!! – Mientras hablaba su mano se movió y alguna especie de gas roció en mi cara.

Mientras oía su risa, todo se volvió negro. Mi último pensamiento fue que ultímame las cosas se ponían negra bastante seguido.

    

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Vereniz.-

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