Los sueños, para que puedan comenzar a realizarse deben ponerse en palabras, darse a conocer.

lunes, 29 de abril de 2013

El desayuno


Todas hemos leído, en una u otra novela, cómo los personajes se sentaban a la mesa del desayuno o quedaban para tomarlo juntos. Durante el siglo XIX en el Reino Unido, el desayuno se convirtió en una valiosa costumbre. La primera comida del día tenía una gran importancia, y se buscaba que fuera abundante y muy variada.

Las comidas que se hacían durante este periodo eran básicamente dos: el desayuno y la cena. Después de levantarse, el desayuno a menudo se retrasaba varias horas. Los que trabajaban para ganarse la vida solían tomarlo alrededor de las 8 de la mañana, pero las familias pudientes no lo hacían hasta casi las 10. Se levantaban, se vestían y salían a pasear, iban de tiendas, leían libros o escribían cartas, y pasadas dos o tres horas era cuando entonces tomaban su desayuno.

El desayuno llegó a tener más de nueve platillos, fundamentalmente para evitar que la gente llegara hambrienta a la cena. Esto, junto con que se dispensara con todas la normas de etiqueta oportunas y se tomara con calma, hacía que la primera comida del día se alargara incluso, durante horas. 

La diferencia entre los hogares y los estatus sociales de la época también se notaba en el desayuno. Quizá en las casas más pobres no tenían tanta variedad de platos, ni les servían, pero al igual que sucedía con la nobleza y la clase media, era muy abundante.

Fue a comienzos del siglo XX, cuando en las casas de la nobleza se comenzó a prescindir de la servidumbre durante el desayuno. Así pues, los platillos se dejaban en bandejas al alcance de los comensales y se instalaban elementos que mantenían la comida caliente. Esta nueva moda no era del gusto de todo el mundo. Muchas personas se quejaban por tener que levantarse a servirse la comida.

Las diferencias en el desayuno también dependían del lugar en el que se tomara. Ya que en esta época no se contaba con muchos elementos para conservar la comida, en la ciudad era difícil acceder a productos frescos y la carne podía llegar a ser un lujo. Los productos lácteos y los huevos había que traerlos desde el campo y se vendían en los pequeños comercios. Por el contrario, sí que se podía disfrutar de delicias como panecillos, panes tostados, jamones, carne y pescados en conserva, mermeladas y tés. En las casas de campo se desayunaba mejor, pues se podía disponer de aves, pescados, carne y huevos frescos, así como de frutas frescas y leche.

Antes de finales del siglo XVIII los ricos comían en platos de plata o estaño, posteriormente lo hicieron en platos y fuentes de porcelana. Los pobres utilizaban placas y cuencos de madera. La mayoría de los utensilios de cocina eran de cobre o de madera pues la porcelana era demasiado costosa para ese uso. Los cubiertos de metal eran de uso general para todos.

A finales del siglo XVIII las vajillas y juegos de té de porcelana china solo se encontraba, normalmente, en los hogares ricos y aún así, esta se reservaba para las fuentes de servir o cuando había invitados.

Debido a las horas que pasaban entre el desayuno y la cena comenzó a surgir otra comida. A las mujeres les costaba soportar sin comer de ocho a diez horas entre el desayuno y la cena, y empezaron a reunirse para hacer un almuerzo que consistía en tomar algunos bocadillos pastas y pasteles a la hora del té. Los hombres esto lo consideraban demasiado femenino y aunque tomaban un poco de comida en su club, se cuidaban mucho de llamarlo almuerzo. Más tarde, esta nueva comida se aceptó e impuso de manera habitual y ha llegado hasta nuestros días.

Publicado por www.rnovelaromantica.com/ el Sábado, 13 Octubre 2012

sábado, 27 de abril de 2013

Amor Imprevisto - Capítulo 15



F
ue un día infernal. Con Russell ausente todos se dirigían a mí para consejos o solucionar problemas. No me había dado cuenta que se me consideraba en la oficinas como una extensión del propio Russell, yo era él o por lo menos su voz. Así que en su ausencia tuve la visita de todos los gerentes que vinieron a consultarme problemas y dejarme mensajes para el gran jefe. Gran parte de ellos los retrasmití por mail a Hanno de proyectos. En realidad Hanno era quien quedaba a cargo cuando el Supremo no estaba. El que yo tuviera línea directa con Russell, alias Dios, no significaba que atendería todas las pequeñas cosas que sucedían en el día a día. Claro que mis compañeros no entendían eso, para ellos yo era más o menos como un sacerdote escuchando confesión, todos venían a mí. Como si yo no tuviera pecados que confesar.
La noche anterior luego de rescatar a Rhion y de llevarlo a mi casa todo se fue de control. Aun tengo todo revuelto, aun sigo pensando y recordando lo que pasó en mi cama. Cabe aclarar que dormí muy poco, que pasé la noche mirando las luces y sombras en el techo del dormitorio, tratando de fundirme y perderme en ellas para no enfrentar al hombre a mi lado. Chan me diría que hay que afrontar no huir, pero aun no estoy preparado para hacer frente a nada. Es más, creo que el día infernal de hoy fue lo mejor que me pasó, en parte me impidió pensar.
Finalmente las 3 de la tarde y yo aun seguía en mi escritorio. El día anterior tenia la loca fantasía de poder tener un día de trabajo más relajado, tomar un almuerzo decente y dormitar en mi escritorio. Que ingenuo de mi!!! El día fue peor que con Russell. Mi deseo de almorzar aplazado hasta la cena, si llegaba con fuerzas para cocinar algo, eso si no podía aplazar mi necesidad de cafeína.
Con ese sentimiento de cansancio, confusión y hambre, me dirigí a la sala común por un poco de ayuda en forma de cafeína. Tamaña fue mi sorpresa a encontrar un auditorio reunido entorno a el mas carismático de los Hobbs, y mi eterna pesadilla. Hablando del Diablo, allí estaba Rhion, tomando café y charlando tranquilamente.
Entre la multitud agolpada a su alrededor estaba Teo, Cristina, Marta y un par de los gerentes, algún que otro miembro más de la empresa. Todos compartían una taza de café y galletas de chocolates, pedazos de pastel y sándwiches, parecía un picinic improvisado en plena cafetería de personal. Tranquilamente me acerque para tratar de obtener algo de alimento porque me crujía el estomago al ver tales delicias. Robe un par de sándwiches de jamón y un cup cake relleno de crema, cogí un café y me recosté contra la encimera como de costumbre. Ese lugar que debía tener mi nombre inscripto en el de todas las veces que me apoye tomando café y cavilando sobre mi vida.
Desde mi privilegiado lugar lo pude ver, algo aislado y sin participar aunque sintiendo me como uno más del club de Fans Hobbs. Un privilegiado, que puede absorber la sabiduría del maestro. Allí donde estaba, disfrutando de mi bocadillo, fue el mejor lugar para oír las anécdotas que Rhion que estaba contando sobre sus viajes alrededor del mundo. Pude obtener un pedacito de su alma, de su pasado y sentí que lo estaba haciendo mio Que una parte del quedaba incrustada en mi mente. Era como ver sus recuerdos con mis ojos, como estar presente en todos esos momentos que lo formaron como el hombre que era.
 Rhion nos estaba relatando su paso por los pequeños pueblos de España. Todas las anécdotas salpicadas de momentos de humor y travesuras.  Una de ellas era de una estancia en España de un pueblito costero al sur del país.
Venia viajando en mi moto. Llevaba una semana viviendo de lo puesto, asi fue como al caer la tarde llegué Verjer. Para esa altura ya había cruzando gran parte del país ibérico en moto y había aprendido un chapucero español con fuerte acento ingles. Recuerdo que no tenía dinero para una comida o alojamiento. Igual me arriesgue y entré a una taberna familiar cerca del puerto. Una familia de ancianos eran los que poseía la taberna y luego de un poco de charla con la dueña apiado de mi. Le ofrecieron comida y un cuarto para dormir esa noche.
Pensé en la desesperación que llevarían a un hombre como Rhion Hobbs con una fortuna a sus espaldas el encontrase sin nada en un país extraño, con un idioma extraño, siendo prácticamente un niño. El coraje que se requiere en esa situación para pedir ayuda y aceptarla.
 Por la mañana luego del descanso le ofrecieron un trabajo para pagar el alojamiento y ganar algo de dinero. Nunca pensé que pescar fuera tan difícil – decía Rhion – Allí estaba yo mareado a más no poder, habiendo lanzado todo por la borda, tratando de mantener mi equilibrio en esas resbalosas tablas mientras Ricardo, del anciano dueño, me gritaba ordenes en un español imposible de entender. Creo que desde allí no he podido nunca mas subir a un bote sin marearme. Obviamente como marinero fui un fiasco y el empleado menos productivo. Al día siguiente Adela su mujer me rescato y me dedique atender a los turistas en el salón de la taberna. Me redimí por supuesto con mi gran encanto.- Esto último lo dijo con un guiño de ojo.
Cabe aclarar que Rhion nunca ha tenido una veta humilde y esta escena lo demostraba con creces. Mis compañeros no paraban de reír, con las mímicas del español y su mujer y con el animado relato de Rhion y sus intentos de frases en español. Los enredos que armó solo por no entender que le decían. Yo no podía dejar de escuchar embelesado todas esas anécdotas. Me sentía como parte de algo, sentía que Rhion solo me las estaba contando a mí, aunque no me hubiera mirado ni una sola vez desde que entré. Sin embargo ese guiño de ojos fue para todos, yo sentí que solo fue para mí.

Cerca de la hora de cierre, cuando todos habían escapado de SotfHobbs. Como dice el refrán “Cuando el gato no está… los ratones se divierte”. Claro que yo seguía aun enterrado entre mis papeles. Porque? Miedo talvez? No se.
 Luego de escuchar un par de relatos mas y comer algunos cup cakes hice lo que pude para concentrarme de nuevo en mi trabajo. La verdad es que no lo conseguía, fue imposible sacarme la voz y el rostro de Rhion de mi pensamiento. Así que antes de sucumbir a las fantasías de buscarlo y robarle un beso, decirle que me lleve en su moto a recorrer el mundo, fui al baño a refrescarme la cara.
Momentos después regresé a mi escritorio y mayúscula fue mi sorpresa al encontrar allí a mi fantasía. Reclinado lo más cómodo contra el macizo mueble, pero aun mayor fue mi vergüenza al ver que en sus dedos giraba una prenda que bien parecía ser un bendito suspensorio. Había amenazado con regalarme uno pero jamás lo tome enserio.
Compre algo para ti – dijo sin el menor problema, mientras seguía girando la tanga entre sus dedos – sabias que a una cuadra de aquí hay un gran Sex Shop surtido de todo lo que podrías imaginar. Podrías acompañarme y compraríamos un montón de cosas para divertirnos. Hasta un par de tapones anales para ese bonito culito tuyo.
Guarda eso!! Alguien podría verlo – Dije en cuanto logre salir de mi estupor y cerrar la boca para modular alguna frase. – y nada de comprar tapones anales, ni ninguna otra cosa!!
Ho… por Dios!! No seas mojigato. – Mientras se estiraba como lagarto sobre mi escritorio aplastando los papeles y aun balanceando la tanga -  Además ya todos se han ido solo quedamos tu y yo - dijo  estirando la mano hacia mi -  ven aquí que mis labios tienen un regalo para vos.
Si, si guárdate tus regalos, aparte aun queda empleados en el edificio. Aparte de tu y  yo, el personal de limpieza, seguridad, y la cámara de seguridad sobre tu cabeza que está grabando todo…. Podrías por favor guardar eso y bajar de allí.
Bien, bien… o guardo para que podamos aprovecharlo en casa. Pero podrías darme un besito. Se que en la tarde tenias ganas de dármelo
No, no!! Nada de eso!!yo no.. yo… yo… En casa? Eso quiere decir que… No vas a volver a pasar la noche en mi departamento.
Porque no? Es perfecto, los dos acurrucaditos en la cama como cucharitas. Dejando que mi mano vague por tu cuerpo. – mientras hablaba parecía que sus ojos que hacían lo que sus manos -   Humm…. Aunque si quieres podemos pasar la noche en la suite luna de miel del Savoy.
Que el Savoy!! Estás loco!!.No no…Realmente hoy tienes un humor extraño. Y no, no pasaras la noche en mi departamento. Además tienes el de tu hermano con todas las comodidades para usar porque quedarte en el mío. Allí no tienes ropa, ni nada. Es más veo que pasaste por el de tu hermano que llevas la ropa de Russell. Ves allí tienes todo.
 No, no tengo todo. No te tengo a ti -  En ese momento se hizo un silencio opresivo y esa frase sonó como una flecha clavada en mi pecho. - Si, pase por la casa de mi hermano, salude a Alfred y la pedí algo de ropa. Además necesitaba un chofer ahora que no puedo conducir. Bruno estaba desperdiciando su talento sin hacer nada en casa y lo reclute por unos días hasta que resuelva mis problemas con la ley. Eso no quiere decir que me mude a ese mausoleo, si puedo estar contigo en tu pequeña casita. Que mas necesitamos?  
Pero no puedes quedarte conmigo!! El departamento es chico y solo tengo una cama.
Eso no pareció ser un problema anoche, es mas recuerdo que fue perfecta para combatir el frio que trajo la lluvia.
Yo..yo.. no creo que… - empecé a decir pero vi sus ojos y perdí el ánimo de argumentar, el hilo de mis pensamientos.
En ese punto me di cuenta que no valía la pena discutir. Rhion haría que lo quisiera, me gustara o no. Al parecer su deseo era mudarse a vivir conmigo. Aceptarlo  produjo en mi una sensación indescriptible entre aprensión y alegría, entre paz y ganas de escapar. Así fue como minutos mas tardes salimos por la puerta del edificio rumbo a mi departamento.
Los días siguientes fueron como una agradable neblina y yo estaba perdido en medio de ella pero no me importaba. Durante día era trabajo en la oficina y por las noches… Por las noches las cosas se ponían interesantes, se puede decir. Esperaba con ansias llegar a mi morada. Rhion cocinaba, y me esperaba en casa, me preparaba un baño con dedicación luego nos acurrucábamos en mi cama y charlábamos de la vida. Nunca llegamos mas allá de un par de carisias subidas de tono, pero puedo decir que fueron los mejores momentos que he vivido.

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Vereniz.-

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