Los sueños, para que puedan comenzar a realizarse deben ponerse en palabras, darse a conocer.

jueves, 28 de junio de 2012

¡A la rica castaña!


¡Qué sería de nosotras sin una buena castaña! Ya sabéis ese truño épico de los que hacen afición con el que podemos pasarnos tres meses viviseccionándolo sin parar de reír.

Qué sería de nosotras sin los mástiles, pértigas y vórtices del amor, sin las cuevas húmedas, los pecíolos rosados y los cálices perennes, sin esos orgasmos de ¡aquelarre!

No lo dudéis, amigas, nuestra vida no sería la misma sin las pantorillas velludas de James Malory y su anillo consolador, las gárgolas y simios "fulladores" de Jaid Black, los precalentamientos de talón de Jade Lee o nuestro querido tío Ferrallas de Seda Negra.

Sin duda, hay un antes y un después de estas experiencias lectoras. Las que habéis pasado por esto lo sabéis: ya no se vuelve a ser la misma.

Un nuevo universo se abre ante ti el día que descubres que no hay placer más grande que toparse con un buen bodrio y destrozarlo con las amigas.

Lo confieso una de las razones por las leo novela romántica es por estos pedazos de truños con los que me lo paso teta de vaca. 

Y es que solo hay dos cosas que pueden rescatarte de la saturación y el tedio de una larga temporada de novelas mediocres y olvidables (la mayoría): una joya o un pedazo de bodrio.

Hoy toca hablar de los bodrios de marca mayor… Seguro que tenéis vuestro favorito, porque en esto de los truños, igual que pasa con las joyas, siempre hay uno que ocupa un lugar preferencial en nuestros corazones.

El mío, sin duda, es El traje nuevo de la emperatriz de Jaid Black. ¡Qué libraco! Personajes delirantes, tramas absurdas… ¡Qué bien nos lo pasamos en el club de lectura destripando esta delicia literaria! ¡Qué risas! No se puede poner el listón más alto. Qué maravilla de truño. A mí de mayor me gustaría poder escribir algo así. Pero no sé si seré capaz, porque para parir semejante cosa hay que salir a ganar, hay que dar el todo por el todo, ¡qué narices! ¡hay que jugarse la vida! ¿Sabéis la de macetas que hay que fumarse y los días al sol del desierto colgada por los pulgares de los pies que hay que pasar para pergeñar uno de los mayores truños de la novela romántica?

Hay que ser una elegida, una heroína, como mi Jaid.

Qué gran truño su Traje nuevo... Yo no conozco uno mejor ¿tú sí? Pues desembucha, que en otoño no hay nada mejor que una rica castaña…

Artículo escrito por Kahuya Hime (Gema Samaro) paraAutoras en la sombra

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