Susan Carrington estaba harta de ser una buena chica que nunca se arriesgaba por miedo a que le rompieran el corazón. Lo único que quería era una aventura, por eso le susurró a David al oído que salieran juntos el miércoles por la noche.
Aquella fue una cita apasionante, intensa... Como lo fueron todos los miércoles siguientes. El problema fue cuando David empezó a querer tener a Susan los siete días de la semana.
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