En su prólogo, Alberto Laiseca explica que "Drácula es el triunfo de lo siniestro en el arte, una larga confesión de Bram Stoker sobre las represiones de la época victoriana. Contiene una lista de todas las cosas que a él le gustaban. Morder y ser mordido. Sacarles por la fuerza a las chicas victorianas toda su maldita virtud. Inversamente: encontrar un grupo de mujeres vampiras que lo obligasen a gozar, quieras o no. Aunque ello significara el fin de su vida. El problema es que a sus lectoras y lectores les pasaba lo mismo, de ahí el éxito fenomenal de la novela".
La historia se inicia con el viaje de Jonathan Harker a Transilvania, al castillo del conde Drácula, con quien debe realizar una transacción comercial. A partir de entonces comienza a caer presa de un hechizo que continuará en Londres y se extenderá hacia las personas que más ama, principalmente a su mujer, Mina, que verá amenazada su pureza. Como dice Laiseca, "Esta es una gran obra que sólo pudo escribirse en un estado de enorme contradicción y desdicha. Si somos capaces de leer entre líneas, nos ayudará a comprender los mecanismos internos y las contradicciones del puritanismo, además de enseñarnos a asumir lo que somos internamente. Esto, muy lejos de ser crítica, constituye alabanza". Una novela fascinante, terrorífica y de notable calidad literaria que, al igual que su figura central, se multiplica con pasión entre lectores de todo el mundo, a través de los años y fuera de los límites del tiempo.
Abraham Stoker (nació en Clontarf, Irlanda; el 8 de noviembre de 1847 - murió en Londres, Inglaterra; el 20 de abril de 1912) fue un novelista y escritor de historias cortas, es famoso actualmente por su novela de terror Drácula escrita en 1897. Fundamentalmente es reconocido en el género literario por su seudónimo Bram Stoker.
Fue un hijo de Abraham Stoker y de la feminista Charlotte Mathilda Blake Thornley, los cuales tuvieron siete hijos: Rose, Jack, Abraham, Yoaquen, Johan, Jason y Jumy, de los cuales Bram fue el tercero.1 Era una familia burguesa, trabajadora y austera, cuya única fortuna eran los libros y la cultura. Su precaria salud lo obligó a llevar a cabo sus primeros estudios en su hogar con profesores privados, ya que estuvo sus primeros siete años de vida en cama por diferentes enfermedades mientras su madre le contaba historias de fantasmas y misterio que luego le influirían. Posteriormente, en 1864, ingresó en el Trinity College, gracias a la preparación de un profesor particular, y allí se graduaría en matemáticas y ciencias en 1870. Años después, trabajará como funcionario en el Castillo de Dublín y como crítico teatral en la publicación "Dublin Evening Mail", y hasta realizará varias obras teatrales que serán publicadas en diferentes periódicos.
Sus primeras intervenciones en los relatos de terror los dio en la revista "Shamrock" (El trébol blanco), en donde publicó sus primeros textos de misterio, como "La Copa de Cristal" en 1872. Casi siempre escribía de noche, ya que era un gran nocherniego. En 1876, abandonó Irlanda para ir a Londres acompañando al actor Henry Irving, quien lo había contratado como representante y secretario tras leer su crítica de "Hamlet", producción sobre William Shakespeare en la que Irving intervenía. En Inglaterra, ambos dirigirían el Lyceum Theatre de Londres. Stoker fue un auténtico esclavo de Irving: hacía todo lo que éste le pedía, y lo llevó a los lugares más soterrados de Europa, como los barrios de prostitutas de París, en donde contrajo Stoker la sífilis que después lo mataría. Cuando murió Irving en 1905, no dejó a Stoker ni un solo chelín pese a poseer una gran fortuna gracias a su dilatada y exitosa carrera como actor teatral. Irving se consideraba un dios y su ego no tenía límites.
En 1878, Stoker se casó con Florence Balcombe, una antigua novia de su amigo Oscar Wilde, con la que tuvo un hijo, llamado Noel. En 1890, publica su primer libro, "Las obligaciones de los escribanos en los Tribunales de Primera Instancia de Irlanda" (1879), al que seguirían otros, como "El desfiladero de la serpiente" (1890), "Crooked Sands" (1894), "Drácula" (1897) "Miss Betty" (1898), "La joya de las siete estrellas" (1903), "La Dama del Sudario" (1909) y "La Guarida del Gusano Blanco" (1911).
Perteneció a la sociedad secreta llamada Golden Dawn, en la que se reunían varios escritores famosos como William Butler Yeats y Arthur Machen para tratar temas esotéricos y de ocultismo como la magia ceremonial y el hermetismo.
Bram Stoker moriría a causa de la sífilis, el 20 de abril de 1912, a los 64 años. Murió en una humilde y pestilente pensión de Londres, y en sus últimos minutos de vida no paraba de señalar a un rincón de la habitación mientras una y otra vez pronunciaba: "Strigoi", palabra que en rumano significa bruja o espíritu maligno y que él entendía también como "vampiro", el ser que tanto había investigado y perseguido para su obra Drácula.
Su esposa fue la administradora de su legado literario, y dio a conocer obras como la que sería la introducción de Drácula: el relato corto El enviado de Drácula.
1 comentario:
El vampirismo es un tema fascinante; esa combinación de vuelo, erotismo, inmortalidad, y todo ello de noche, pues ya se sabe. Si encima se cuenta en una novela con forma de cartas y diarios, más misterio.
Pero un libro lleva a otro, y es interesante saber que la vampira fue anterior al vampiro: ahí están Clarimonda y Carmilla, cradas respectivamente por Théophile Gauthier y Sheridan LeFanu. Pasando de la literatura al cine, me encanta cómo interpretaba a Carmilla la recientemente fallecida Ingrid Pitt: de apariencia dulce y sensual, pero mordiendo de repente a los hombres en el cuello y a las mujeres en los pechos. (Quizás la primera vampira mítica fuera Lilith, la primera esposa de Adán en lamitología hebrea.)
Y de todos los actores que han encarnado a Drácula me quedo con Christopher Lee. Sobre todo con "Drácula vuelve de la tumba". Sus encuentros con Bárbara Ewing -paseando por un hayedo- y Veronica Carlson -a medianoche en su dormitorio- son de antología.
Las dos versiones de "Nosferatu" tampoco estaban nada mal. (Isabelle Adjani en la segunda resulta sublime.)
En la película "La caza", de Carlos Saura, se llama a los hurones "bichos vampiros con cara de mujer", vaya descripción; me hace evocar las similitudes entre vampiros y chamanes.
Pero de esto hablaremos otro día, ya se ve que da para mucho.
Saludos.
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