El aristócrata español Alfonso Herrera veía a Anahi Puente como una simple fulana: llevaba un tatuaje y tenía a su sobrina huérfana en una caravana.
Sin embargo, aunque Anahi no hablaba ni se comportaba como una dama, sí parecía sentir verdadero amor por los niños y la familia. Y, en contra de sus suposiciones, era virgen. Alfonso no tardó en sentirse inexplicablemente atraído hacia Anahi y supo que tendría que rendirse a la tentación para poder quitársela de la cabeza...
Se casarían con las normas que él imponía...
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