Tenía que comprobar si aquella misteriosa mujer era tan perfecta como parecía…
Con sólo mirar aquel maniquí, el ambicioso ejecutivo Eric Harmon se dio cuenta de que ninguna mujer podría ser tan perfecta. Pero la esbelta rubia era en realidad la ex modelo Dallas Shea… ¡y era muy real! Cuando la vio en aquella cena de negocios, se quedó de piedra al descubrir que era ella… la mujer perfecta.
Por suerte, Dallas sentía la misma atracción que Eric. De hecho, saber que él la consideraba misteriosa la tenía excitada las veinticuatro horas del día, pero sólo había una manera de conservar el misterio: no revelarle nada sobre sí misma… sólo lo que él esperaba de ella en el dormitorio. Debía continuar con la fantasía y rezar para que jamás descubriera la verdad.
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