Marcia era más una adicta al trabajo que una potencial esposa perfecta. Pero su reloj biológico empezaba a gastarle bromas: no encontraba otra explicación para su comportamiento con Quentin. Lo único que tenían en común era el sexo, muy especial, sí, pero sexo al fin y al cabo. Marcia había vivido siempre para su trabajo y de pronto empezó a vivir para las cinco de la tarde cuando...
¿Cómo podría Quentin convencerla de que lo aceptara para toda la vida y no sólo para las horas después del trabajo?
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