Rutgar supo que Red era su compañera la primera vez que sintió su aroma. En su rutinaria carrera nocturna por el bosque en su forma de lobo, él no pudo resistirse a la llamada de ella. Ni al deseo de emparejarse y reivindicarla como su compañera.
Insatisfecha al verse unida a Rutger sin su consentimiento, Red pronto aprende que hay un peligro aun mayor que un emparejamiento inesperado con un hombre-lobo.
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