Un segundo cualquiera en la vida. El segundo en que el tiempo se detiene, y el tiempo no corre ni hacia atrás, ni adelante, solo se congela allí.
No pasan los minutos y todo lo que sientes se conjuga en ese pequeño instante en el tiempo. Se puede vivir el amor, la felicidad, la tristeza, la pena, pero sobre todo una soledad llena de paz que no puede ser compartida, solo vivida y no expresada.
En algún punto en la vida, todos deberíamos ser capaces de vivir un momento que dure para siempre en la memoria. Que nos despierte a la vida o nos suma en la fantasía mas imposible. Eso quiero vivir, eso quiero sentir. Quiero saber que todo pasó tan lento y tan rápido, que el desenfreno y la calma se juntaron. Como el sol en el horizonte cuando se cruza con las estrellas y sobreviene la paz. Los pájaros callan, el viento se quieta para dar paso a la noche.
Al mírate sé que lo has vivido, lo veo en tus ojos tan profundos, tan negros. Simplemente como dos posos del alma puedo ver en tus pupilas que has sido bendecido por ese instante lleno de dicha y luz. Aflora en mí la envidia, el deseo oscuro de inmiscuirme, de ser parte de ese instante. Quiero sumarme a tus recuerdo, a tus sentimientos ser yo ese instante perfecto. Se yo quien cree en ti ese sentimiento.
Lo sé, hay ocasiones en las cuales también me asusta mi posesividad. Sé que puedo asfixiarte, quitarte el aire y las ganas de compartir. Desde ahora me propongo firmemente Amarte sin condiciones. Crear para los dos dicha, felicidad, paz y sobre todo momentos en el tiempo que sean perfectos y eternos. Que cuando pregunte nuevamente –¿Has tenido alguna vez un instante perfecto?. Respondas – Si, los tuve contigo.
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