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Los sueños, para que puedan comenzar a realizarse deben ponerse en palabras, darse a conocer.
sábado, 27 de abril de 2013
Amor Imprevisto - Capítulo 15
ue
un día infernal. Con Russell ausente todos se dirigían a mí para consejos o
solucionar problemas. No me había dado cuenta que se me consideraba en la
oficinas como una extensión del propio Russell, yo era él o por lo menos su
voz. Así que en su ausencia tuve la visita de todos los gerentes que vinieron a
consultarme problemas y dejarme mensajes para el gran jefe. Gran parte de ellos
los retrasmití por mail a Hanno de proyectos. En realidad Hanno era quien
quedaba a cargo cuando el Supremo no estaba. El que yo tuviera línea directa
con Russell, alias Dios, no significaba que atendería todas las pequeñas cosas
que sucedían en el día a día. Claro que mis compañeros no entendían eso, para
ellos yo era más o menos como un sacerdote escuchando confesión, todos venían a
mí. Como si yo no tuviera pecados que confesar.
La
noche anterior luego de rescatar a Rhion y de llevarlo a mi casa todo se fue de
control. Aun tengo todo revuelto, aun sigo pensando y recordando lo que pasó en
mi cama. Cabe aclarar que dormí muy poco, que pasé la noche mirando las luces y
sombras en el techo del dormitorio, tratando de fundirme y perderme en ellas
para no enfrentar al hombre a mi lado. Chan me diría que hay que afrontar no
huir, pero aun no estoy preparado para hacer frente a nada. Es más, creo que el
día infernal de hoy fue lo mejor que me pasó, en parte me impidió pensar.
Finalmente
las 3 de la tarde y yo aun seguía en mi escritorio. El día anterior tenia la
loca fantasía de poder tener un día de trabajo más relajado, tomar un almuerzo decente
y dormitar en mi escritorio. Que ingenuo de mi!!! El día fue peor que con
Russell. Mi deseo de almorzar aplazado hasta la cena, si llegaba con fuerzas
para cocinar algo, eso si no podía aplazar mi necesidad de cafeína.
Con
ese sentimiento de cansancio, confusión y hambre, me dirigí a la sala común por
un poco de ayuda en forma de cafeína. Tamaña fue mi sorpresa a encontrar un auditorio
reunido entorno a el mas carismático de los Hobbs, y mi eterna pesadilla. Hablando
del Diablo, allí estaba Rhion, tomando café y charlando tranquilamente.
Entre
la multitud agolpada a su alrededor estaba Teo, Cristina, Marta y un par de los
gerentes, algún que otro miembro más de la empresa. Todos compartían una taza
de café y galletas de chocolates, pedazos de pastel y sándwiches, parecía un
picinic improvisado en plena cafetería de personal. Tranquilamente me acerque
para tratar de obtener algo de alimento porque me crujía el estomago al ver tales
delicias. Robe un par de sándwiches de jamón y un cup cake relleno de crema, cogí
un café y me recosté contra la encimera como de costumbre. Ese lugar que debía tener
mi nombre inscripto en el de todas las veces que me apoye tomando café y cavilando
sobre mi vida.
Desde
mi privilegiado lugar lo pude ver, algo aislado y sin participar aunque sintiendo
me como uno más del club de Fans Hobbs. Un privilegiado, que puede absorber la sabiduría
del maestro. Allí donde estaba, disfrutando de mi bocadillo, fue el mejor lugar
para oír las anécdotas que Rhion que estaba contando sobre sus viajes alrededor
del mundo. Pude obtener un pedacito de su alma, de su pasado y sentí que lo
estaba haciendo mio Que una parte del quedaba incrustada en mi mente. Era como
ver sus recuerdos con mis ojos, como estar presente en todos esos momentos que
lo formaron como el hombre que era.
Rhion nos estaba relatando su paso por los
pequeños pueblos de España. Todas las anécdotas salpicadas de momentos de humor
y travesuras. Una de ellas era de una
estancia en España de un pueblito costero al sur del país.
– Venia
viajando en mi moto. Llevaba una semana viviendo de lo puesto, asi fue como al
caer la tarde llegué Verjer. Para esa altura ya había cruzando gran parte del país
ibérico en moto y había aprendido un chapucero español con fuerte acento ingles.
Recuerdo que no tenía dinero para una comida o alojamiento. Igual me arriesgue
y entré a una taberna familiar cerca del puerto. Una familia de ancianos eran los
que poseía la taberna y luego de un poco de charla con la dueña apiado de mi. Le
ofrecieron comida y un cuarto para dormir esa noche.
Pensé en la desesperación que llevarían a un hombre como Rhion
Hobbs con una fortuna a sus espaldas el encontrase sin nada en un país extraño,
con un idioma extraño, siendo prácticamente un niño. El coraje que se requiere
en esa situación para pedir ayuda y aceptarla.
– Por la mañana luego del descanso le ofrecieron
un trabajo para pagar el alojamiento y ganar algo de dinero. Nunca pensé que pescar
fuera tan difícil – decía Rhion – Allí estaba yo mareado a más no poder,
habiendo lanzado todo por la borda, tratando de mantener mi equilibrio en esas resbalosas
tablas mientras Ricardo, del anciano dueño, me gritaba ordenes en un español
imposible de entender. Creo que desde allí no he podido nunca mas subir a un
bote sin marearme. Obviamente como marinero fui un fiasco y el empleado menos
productivo. Al día siguiente Adela su mujer me rescato y me dedique atender a
los turistas en el salón de la taberna. Me redimí por supuesto con mi gran
encanto.- Esto último lo dijo con un guiño de ojo.
Cabe
aclarar que Rhion nunca ha tenido una veta humilde y esta escena lo demostraba
con creces. Mis compañeros no paraban de reír, con las mímicas del español y su
mujer y con el animado relato de Rhion y sus intentos de frases en español. Los
enredos que armó solo por no entender que le decían. Yo no podía dejar de
escuchar embelesado todas esas anécdotas. Me sentía como parte de algo, sentía que
Rhion solo me las estaba contando a mí, aunque no me hubiera mirado ni una sola
vez desde que entré. Sin embargo ese guiño de ojos fue para todos, yo sentí que
solo fue para mí.
Cerca
de la hora de cierre, cuando todos habían escapado de SotfHobbs. Como dice el refrán
“Cuando el gato no está… los ratones se divierte”. Claro que yo seguía aun
enterrado entre mis papeles. Porque? Miedo talvez? No se.
Luego de escuchar un par de relatos mas y
comer algunos cup cakes hice lo que pude para concentrarme de nuevo en mi
trabajo. La verdad es que no lo conseguía, fue imposible sacarme la voz y el
rostro de Rhion de mi pensamiento. Así que antes de sucumbir a las fantasías de
buscarlo y robarle un beso, decirle que me lleve en su moto a recorrer el
mundo, fui al baño a refrescarme la cara.
Momentos
después regresé a mi escritorio y mayúscula fue mi sorpresa al encontrar allí a
mi fantasía. Reclinado lo más cómodo contra el macizo mueble, pero aun mayor fue
mi vergüenza al ver que en sus dedos giraba una prenda que bien parecía ser un
bendito suspensorio. Había amenazado con regalarme uno pero jamás lo tome
enserio.
– Compre
algo para ti – dijo sin el menor problema, mientras seguía girando la tanga
entre sus dedos – sabias que a una cuadra de aquí hay un gran Sex Shop surtido
de todo lo que podrías imaginar. Podrías acompañarme y compraríamos un montón
de cosas para divertirnos. Hasta un par de tapones anales para ese bonito
culito tuyo.
– Guarda
eso!! Alguien podría verlo – Dije en cuanto logre salir de mi estupor y cerrar
la boca para modular alguna frase. – y nada de comprar tapones anales, ni
ninguna otra cosa!!
– Ho… por
Dios!! No seas mojigato. – Mientras se estiraba como lagarto sobre mi
escritorio aplastando los papeles y aun balanceando la tanga - Además ya todos se han ido solo quedamos tu y
yo - dijo estirando la mano hacia mi
- ven aquí que mis labios tienen un regalo
para vos.
– Si, si guárdate
tus regalos, aparte aun queda empleados en el edificio. Aparte de tu y yo, el personal de limpieza, seguridad, y la cámara
de seguridad sobre tu cabeza que está grabando todo…. Podrías por favor guardar
eso y bajar de allí.
– Bien, bien…
o guardo para que podamos aprovecharlo en casa. Pero podrías darme un besito. Se
que en la tarde tenias ganas de dármelo
– No, no!! Nada
de eso!!yo no.. yo… yo… En casa? Eso quiere decir que… No vas a volver a pasar
la noche en mi departamento.
– Porque no?
Es perfecto, los dos acurrucaditos en la cama como cucharitas. Dejando que mi
mano vague por tu cuerpo. – mientras hablaba parecía que sus ojos que hacían lo
que sus manos - Humm…. Aunque si quieres podemos pasar la
noche en la suite luna de miel del Savoy.
– Que el
Savoy!! Estás loco!!.No no…Realmente hoy tienes un humor extraño. Y no, no
pasaras la noche en mi departamento. Además tienes el de tu hermano con todas
las comodidades para usar porque quedarte en el mío. Allí no tienes ropa, ni
nada. Es más veo que pasaste por el de tu hermano que llevas la ropa de Russell.
Ves allí tienes todo.
– No, no tengo todo. No te tengo a ti - En ese momento se hizo un silencio opresivo y
esa frase sonó como una flecha clavada en mi pecho. - Si, pase por la casa de
mi hermano, salude a Alfred y la pedí algo de ropa. Además necesitaba un chofer
ahora que no puedo conducir. Bruno estaba desperdiciando su talento sin hacer
nada en casa y lo reclute por unos días hasta que resuelva mis problemas con la
ley. Eso no quiere decir que me mude a ese mausoleo, si puedo estar contigo en
tu pequeña casita. Que mas necesitamos?
– Pero no
puedes quedarte conmigo!! El departamento es chico y solo tengo una cama.
– Eso no pareció
ser un problema anoche, es mas recuerdo que fue perfecta para combatir el frio
que trajo la lluvia.
– Yo..yo..
no creo que… - empecé a decir pero vi sus ojos y perdí el ánimo de argumentar,
el hilo de mis pensamientos.
En
ese punto me di cuenta que no valía la pena discutir. Rhion haría que lo
quisiera, me gustara o no. Al parecer su deseo era mudarse a vivir conmigo. Aceptarlo
produjo en mi una sensación
indescriptible entre aprensión y alegría, entre paz y ganas de escapar. Así fue
como minutos mas tardes salimos por la puerta del edificio rumbo a mi
departamento.
Los
días siguientes fueron como una agradable neblina y yo estaba perdido en medio
de ella pero no me importaba. Durante día era trabajo en la oficina y por las
noches… Por las noches las cosas se ponían interesantes, se puede decir. Esperaba
con ansias llegar a mi morada. Rhion cocinaba, y me esperaba en casa, me
preparaba un baño con dedicación luego nos acurrucábamos en mi cama y charlábamos
de la vida. Nunca llegamos mas allá de un par de carisias subidas de tono, pero
puedo decir que fueron los mejores momentos que he vivido.
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Vereniz.-
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